La Vanguardia publicó una entrevista al profesor de la Universidad de Barcelona Esteve Espelt en relación a su libro ¿Somos Racistas?, publicado por editorial Icaria. El libro realiza un brillante análisis de las causas del racismo, invitandonos a analizar y hacer frente a nuestras propias inconsistencias y debilidades.
Como bien dice Esteve Espelt, en tiempos de crisis tenderá a aumentar el racismo, "por el motivo del chivo expiatorio y también porque la crisis provoca más competencia por los recursos". Dice el profesor en su libro que "las situaciones de crisis económica, al generar privaciones, elevan el nivel de frustración de las personas y con esta la agresión. Pero a menudo la agresión no se dirige al origen de la frustración (el sistema económico) sino que se desplaza hacia objetivos más débiles y accesibles". Es en este marco que debemos analizar un gran número de los comentarios innegablemente racistas generados por lectores en la web de La Vanguardia como respuesta a la entrevista. Es también en este marco que exigimos tanto a la dirigencia política como a los medios de comunicación un comportamiento responsable y democráctico que aporte a la cohesión social.
En su libro Esteve Espelt hace mención de la clásica investigación de Hovland y Sears para ilustrar el impacto de la crisis en el aumento de las conductas racistas. Hovland y Sears analizaron los linchamientos que se produjeron en Estados Unidos entre 1882 y 1930. Observaron que el número de linchamientos variaba mucho de un año a otro, aumentando los años de crisis económica. En su estudio encontraron que era posible predecir el número de linchamientos ocurridos en un año determinado conociendo el precio del algodón (el mejor indicador de la economía). El número de linchamientos aumentaba a medida que bajaba el precio del algodón y, por lo tanto, la frustración económica era más alta. ¿A que precio cotiza hoy día el algodón en nuestro país?
A sabiendas que sería un error sacar conclusiones de los más de 300 comentarios que generó la entrevista, no se puede negar que produce un fundado temor leerlos detenidamente. Al punto tal que uno se queda con la sensación de que no está lejos el momento en que considerarse abiertamente racista no genere pudor alguno y por el contrario sea una manera de posicionarse frente al mundo. Francia, Bélgica, Suiza ya han mostrado signos de este temible orgullo. Esperamos y deseamos que nuestra dirigencia no pretenda sumar votos desde este sentimiento ignorante y miserable sino que por el contrario utilice todos sus recursos para hacer pedagogía y fortalecer su propia militancia por los derechos humanos. Que en definitiva es de lo que estamos hablando
A continuación, la entrevista en La Vanguardia haciendo click aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario