CARROS, CENTROS COMERCIALES Y KFC’s
Es común ver en los países latinoamericanos un parque automotor bastante deteriorado. No hace mucho tiempo mis padres me comentaban a través del MSN que en Argentina, la gente humilde estaba empezando a tener acceso a la compra de autos viejísimos, chatarras que serían objeto de risa para cualquier desguace europeo.
Sin embargo, lo que me sorprendió apenas llegamos a Quito fue el predominio de coches nuevos que eclipsan a los pocos “carros viejos", aquellos vehículos latosos que tienen seguramente los días contados.
Desde la flamante furgoneta que lleva Mauricio, hasta el Hummer que acabamos de divisar hace sólo unos minutos, y los numerosos todo terreno que conducen sus orgullosos propietarios: ¿cómo es posible que un país tan pobre tenga un parque automotor tan rico? ¿Cómo puede permitirse la compra de un vehículo nuevo una persona que gana menos de 300 dólares al mes? La respuesta de Mauricio: te dan muchisisisisísimas facilidades de pago.
Sigo sin entenderlo. La ciudad está atestada de autobuses que emanan de sus tubos de escape un humo negro, acompañado de ese olor a gasolina quemada que cumple el mismo cometido que un cigarrito de marihuana: ¿por qué la gran mayoría de propietarios de vehículos tienen coches nuevos, mientras el transporte público circula como puede atravesando asfaltos rajados y caminos cuyos pozos y grietas están a la orden del día?
Con Mauricio recogimos a una pandilla de jóvenes allegados a Cristian, y los llevamos al Parque de la Carolina. Allí, rodeados de modernos edificios y protegidos por las diferentes montañas, la juventud se divierte jugando a algún deporte dentro de sus numerosas canchas, o bien pedaleando en los botes que se pueden arrendar para dar un paseo acuático ameno.
Parece que los jóvenes ecuatorianos se divierten pasando el día en esta clase de parques, o bien paseando por los numerosos centros comerciales (algo muy típico también de los países pobres que estamos acostumbrados a la influencia norteamericana: la cultura del shopping, de encerrarse, olvidarse del mundo, comprar a interminables plazos, y comer en el patio de comidas).
Y se nos vino encima la hora de la comida. ¿Dónde ir? Se nos ocurre nombrar el Kentucky Fried Chiken (KFC), porque oímos de la boca de Cristian que ese lugar es bastante concurrido por los adolescentes y jóvenes.
¡Pollo, arroz, lentejas y patatas fritas para todos! Los chicos comían felices, mientras nosotros les grabábamos y pensábamos qué sería del mundo sin las cadenas de comida rápida norteamericanas (tal vez nos beneficiaríamos de un ahorro considerable en tratamientos contra la obesidad, el cáncer, la hipertensión, etc; con lo barato y sano que es degustar de cualquier comida mediterránea en un restaurante de barrio).
Y se nos vino encima la hora de la comida. ¿Dónde ir? Se nos ocurre nombrar el Kentucky Fried Chiken (KFC), porque oímos de la boca de Cristian que ese lugar es bastante concurrido por los adolescentes y jóvenes.
¡Pollo, arroz, lentejas y patatas fritas para todos! Los chicos comían felices, mientras nosotros les grabábamos y pensábamos qué sería del mundo sin las cadenas de comida rápida norteamericanas (tal vez nos beneficiaríamos de un ahorro considerable en tratamientos contra la obesidad, el cáncer, la hipertensión, etc; con lo barato y sano que es degustar de cualquier comida mediterránea en un restaurante de barrio).
Entonces, recapitulemos: parece que muchos de los jóvenes de Quito utilizan su tiempo libre entre canastas de básket, paseos ante los diferentes escaparates de los locales de cualquier centro comercial, o las atracciones que brinda el recientemente construido teleférico.
¿Juventud sana, no? Mmmmm, podría decir que sí, si no hubiese contabilizado 3 borrachos tirados en la calle y rozando el coma etílico.
El día fue muy productivo porque pudimos grabar lo que significa un sábado para un@ joven ecuatorian@. Los chicos que nos acompañaron son simpáticos, colaboradores y cariñosos. Llegué a pensar que en sus ojos tenían el defecto de ver absolutamente todo menos la cámara que los perseguía. ¡Y eso facilita absolutamente todo!
Durante la cena, Alfredo, Victor y yo tratamos de dilucidar cómo se podría mejorar un país del Tercer Mundo. Y me vino a la mente el comentario de Mauricio acerca de la policía en Ecuador: las coimas (sobornar a los agentes para evitar multas o sanciones) es lo habitual, lo normal (como en Argentina). Entonces, si la premisa es evitar los accidentes, formar a los ciudadanos para una mejor circulación vial, ofrecerles garantías de seguridad, y buenas formas para una mejor convivencia entre los habitantes… ¿cómo lograrlo si desde el más rico al más pobre, desde el más rojo al más conservador utiliza como forma de evadir las sanciones la frase: ¿y cómo lo podemos arreglar? Ó ¿no lo podemos solucionar de otra forma? Cinco, diez dólares (o pesos) que nos brindan la vida insegura, caótica y absurda que nos merecemos. Cinco, diez dólares (o pesos) que nos podríamos gastar en el Kentucky Fried Chiken más cercano.
1 comentario:
Felicidades, Clari.
Por estar llegando tan lejos. Por estar tirando del carro de tus sueños. El documental es ya toda una realidad. Disfrútalo. Tengo ganas de verte, y que me lo expliques todo con detalle.
MILES DE BESOS y sigue informando....
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